lunes, 29 de septiembre de 2008

De Domino`s. CAPÍTULO I


Este relato está basado íntegramente en algo que escribió un bloggero ya desaparecido. He creido justo, o quizá sólo bonito o interersante, darle una segunda oportunidad para que otros puedan disfrutar de lo que yo disfrute leyéndolo. Lo he modificado en parte, para intentar que algo que fue hermoso en tus manos, lo pueda seguir siendo en los brazos de los dos. Como pasar de una paja desangelada a un buen polvo he pensado.Va por ti "un hipi en Ibiza", espero que tu historia no se corrompa con mis recuerdos. Porque para bien o para mal, en esta historia que cuentas, yo también estuve presente. Escuchad la canción que es una puta maravilla


¿No esta Salvador?

¿No esta Salvador?, pregunto Francis; y todos se apresuraron a decirle que no, que se rumoreaba que estaba en Paris y que no regresaria hasta la semana siguiente.
Salvador era el lider indiscutible de la escena nocturna y de la Falsa Generación, una especie de angel corrompido que se paseaba por los clubes más in de la ciudad con ese porte tan magnético que hasta la noche se abría ante él con una obsequiosidad impresentable. Obscenamente. Así respiraba Salvador. Porque no inspiraba y expiraba como cualquier hijo de vecino haría. Él se follaba el medio en el que se desenvolvía. Cual pez que abría sus agallas y dejaba q la vida le penetrase. Incesantemente.


Por aquel entonces yo no le conocía personalmente, pero en cierta ocasión había visto su cara en las páginas de una revista musical y debo decir que me impresionó; tenia una belleza pálida, anémica, irreal, casi evanescente. Posteriormente y por casualidad me lo encontré en una tienda de ropa usada en la calle San Luis, cerca del Sol; él estaba sentado sobre una especie de altillo y sus piernas largas y delgadas se balanceaban en el vacío, más ascético quizá que en la fotografía y con una expresión en el rostro todavía desconocida para mí. También estaba allí su novio, un niñito menudo, loco por las drogas y los viajes lisérgicos hacia ninguna parte. Eloy. Nos habíamos conocido hacía ya tiempo, es lo bueno de la noche, que si te dedicas a exprimirla te ofrece encuentros con personajes a los que nunca podrís conocer de día. Gente que se alimenta del desconcierto que provoca la noche en el común de los mortales. Así era Eloy. Como una falda de gasa, parecía inconsistente, demasiado delgado y frágil para afrontar la vida. Y sin embargo se desenvolvía por ella como dejandose acariciar, permitiendose el lujo de no pisar el suelo sino deslizarse con la mente puesta en mil cosas antes que en aquellas que podía tocar o saborear. Demasiadas drogas y demasiada ansia de vivir para tan poco cuerpo pensé. Pero mientras estos pensamientos y otros se dejaban caer como manzanas maduras sobre la linea que anuncia mi consciencia, él ya había comenzado a hablar. Despacito y susurrando, como un encantador de serpientes bajo la mirada atenta pero distraida de Salvador. Hablamos de los viejos tiempos y de cómo nos habian ido las cosas hasta entonces. Luego Salvador bajo de su trono y me cobro en la caja. Sin prestarme demasiada atención pero cuando nuestra transacción estaba lista levanto su cabeza y durante un segundo me miró. Muy fijamente. Odiosamente hermoso. Y en ese momento me tocó, y tal y como reconocería más tarde, no fui consciente de ello. Como cuando te caes y al mirarte pasado un rato descubres la firma de la sangre en tu rodilla. Así fue. Un zarpazo que no divisé siquiera hasta que días más tarde, mientras escuchaba una cinta de su grupo en mi habitación, su recuerdo emergió con el aullido del naúfrago que se aferra a la vida, y de pronto casi le amé.

Salvador es nombre de artista, de viajero e incluso es nombre de libertad sin preguntas. Pero para mi Salvador nunca fue más que el nombre que susurré mientras dormía. El nombre q escupia en sueños para que amaneciese pegado entre los cabellos de mi amante de turno, en el trenzado hilo de mis almohadas. Inerte. Como un cadáver que ha sorprendido el alba sin su traje de ceremoniosidad. Precioso e inmóvil. Como deben de estar los sueños más hermosos. Jodidamente muertos y a buen recaudo



Una noche, tiempo después, Francis, gran amigo mío y compañero de cama durante un largo período de tiempo, consiguió convencerme para que le acompañara en una de sus usuales visitas al Domino´s, el local de moda por excelencia; era allí donde la nueva ola se cocía y él estaba muy empeñado en mostrármela, casi como si se tratara de un magnífica obra de arte. Así que sin poder evitarlo me encontré de pronto sumergido en las inmensidades de la música electrónica y la nueva generación, cuya existencia yo ignoraba por completo y en la que nunca me hubiera atrevido a creer.

Publicado por CANALLA en 15:19 |  

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