muchachito

Bueno, bueno, bueno, como decíamos ayer...jajajjaja. Seré sincero, me he pasado 7 meses sin actualizar este blog porque he hecho demasiadas cosas interesantes como para perder el tiempo en contarlas (casi no me dio tiempo a vivirlas) y además creo q casi todas han sido demasiado personales aunque parezca absurdo decir tal. 7 meses no pueden ser demasiado personales todos ellos, como una unidad de cosa SUPERPERSONAL. Pero así fue. No hubo nada que quisiese compartir, así que ni siquiera me pondré a divagar sobre lo que hice, ni ha escribir con la sabiduría y la perspectiva que sólo el tiempo da sobre cómo arroje mi vida sobre el tapete de la vida como el que lanza los dedos. Simplemente lo dejaremos en un interesante y absurdo paréntesis de 7 meses. Y empezaremos desde ahí. Pensaba abrir un nuevo blog, un nuevo nombre, borrar lso post antiguos, etc etc. para qué? al final siempre vuelven mis 4 blogs anteriores y las cosas se acaban sabiendo, así que no me molestaré en olvidar lo que fui y lo que pude haber sido (jajajajaj como me gusta decir esta clase de gilipolleces). Escribiré hoy y quizá nunca más, o quizá todos los días, pero eso será algo que ya veré. En mi vida ultimamente hay demasiados silencios. Demasiadas veces me sorprendo escuchando mi sola y queda voz. Quizá es un aviso del delirio, de la locura. Nolosé. Quien se cansa de hablar debe pararse a escuchar aunque solo sea su propia voz. Imagino que me cansé de vivir tanto y ahora quiero vivir poquito. Relajadito. Íntimamente. Algo así.

Esto ya me pasó una vez.

Cuando no escuchas más que a ti mismo, cuando no deseas que nadie te hable, o no crees que nadie te pueda aportar algo o siquiera sugerir algo. Entonces, de alguna extraña forma necesitas expresarte más que nunca, pero no en el lenguaje que nos encanta y nos amordaza el ingenio. Lo oral muere por inútil. Por fútil yace. Porque cuando cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, sólo, más frágil, más vivo, más inmaterial, más persistente y más fiel que nunca, el lenguaje escrito perdura mucho más, y recuerda, y aguarda, y espera, sobre las ruinas de todo y de todos, y soporta sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo. Palabra de Proust